La foto es de hace 30 años, cuando Náutico Ensenada ascendió a la Primera división de la Asociación Platense. En ese 1986, Armando De los Santos era el técnico del Sabalero y armó un equipo con muchos pibes para afrontar el torneo de Segunda de Ascenso: Flammini, Carloni, Mugni, Allegretti, Nievas, Magistrali, Bulich... Pero no estaban solos, porque para respaldarlos estaba el más grande de todos, en edad y centrímetros: Héctor Rubén Cultreras, con sus 39 años y el número 15 en la camiseta los miraba desde arriba. Fue el hermano mayor de todos, a los que ayudó, enseñó y acompañó en el inicio de un proceso que sigue dando que hablar en el arroyo Doña Flora, cuando Náutico se daba el lujo de jugar de igual a igual (y de ganar seguido) contra cualquiera de los grandes de La Plata. Por eso, en un club que está luchando por volver a ser, causó un dolor inmenso la noticia de que falleció el pasado jueves, hace exactamente una semana. Lo mismo en Estrella de Berisso y el CEyE, donde el Flaco supo brillar hasta consagrarse como un baluarte en una época romántica de nuestro básquet, cuando la Liga Nacional recién asomaba y pocos imaginaban la dimensión que tomaría después. El la vio desde afuera, con el orgullo de seguir bien de cerca a su sobrino político (nada menos que Leo Zanassi) y la certeza de saberse querido por todos en su tierra, donde más vale.
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