La emoción de Héctor Haile está presente en la mirada del mejor jugador surgido en Atenas en todos los tiempos. El Chueco o Tomasito, según quién sea el que lo nombre, había dejado del club de calle 13 a principios de la década del 80 para ir a brillar a River y no había vuelto a jugar en el Dante Demo hasta este 2018. Fue el 26 de mayo, luego de que Rubén Magnano dictara una clínica que está grabada en la memoria de todos los que estuvieron presentes. Y el broche de oro para cerrar la noche fue el partido retro, en el que distintas generaciones se volvieron a calzar la camiseta roja como en las viejas épocas. Lo hizo también el hijo pródigo, que se dio este abrazo con Mario D'Atri y no pudo contener las lágrimas en un momento que emocionó a todos. (Foto prensa Atenas)
Unos de los jugadores mas grande que dio el basket platense.
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