Desde hace años, San Lorenzo es el rey indiscutido del básquetbol argentino con una fórmula sencilla: enorme presupuesto y talento para elegir a los mejores jugadores, lo que le permitió armar planteles que dominaron la competencia desde que se decidió a jugar al máximo nivel. En los dos últimos años, además, se quedó con la Liga de las Américas y eso le dio la chance de medirse con equipos europeos en busca de ser campeón del mundo, algo que el club no pudo lograr en fútbol y que aspiraba a conseguir en básquet. Pero por segundo año seguido, no pudo ser y terminó tercero en la Copa Intercontinental, muy lejos de los equipos de Europa: perdió 75-57 en la semi ante Virtus Bologna, que fue subcampeón tras caer 80-72 en la final ante los locales de Tenerife. Como en 2019, los azulgranas completaron el podio venciendo 96-90 a Rio Grande Valley Vipers, el equipo campeón de la G-League. (Foto prensa CASLA)
Se acabo la platita. no le pagan a los jugadores y se van....
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