Hace 20 años vino a La Plata con la camiseta de Belgrano de San Nicolás para jugar el TNA, cuando todavía era juvenil y jugaba como escolta. Nadie, por entonces, hubiera imaginado que Pablo Prigioni llegara al nivel de excelencia que mostró después. Fue un base de elite en España y en la selección, con la que fue campeón sudamericano 2004, medalla de bronce en Beijing 2008, campeón de América 2011, además de dar el presente en tres mundiales y dos Juegos Olímpicos. Fueron 85 partidos con la celeste y blanca, que lo catapultó a la NBA en 2012 como el rookie más veterano de la historia. Cuatro años estuvo en la liga yanqui y casi inicia el quinto, pero fue el último corte de Houston Rockets y pegó la vuelta a Europa con el Baskonia, donde el fin de semana superó a Scola como el extranjero con más partidos. Ese logro fue el último de una lista que no entra en estas pocas líneas, escritas de apuro porque el cordobés hoy anunció su retiro sorprendiendo a todos, que pese a sus 39 años creían (creíamos) que le quedaba hilo en el carretel. El Chapu Nocioni, al que enfrentó en su último juego, lo definió fácil: "Es el mejor base de la historia del básquetbol argentino". Aunque otros dirán Cabrera, Cortijo, Milanesio, Sánchez o Montecchia... él brilla con luz propia en ese grupo, jugó el pick and roll como nadie y nos sostuvo en la elite entre el retiro de Pepe y la aparición de Campazzo. Nos dio mucho más de que lo hubiéramos soñado. Hasta siempre, crack. Gracias por tanto. (Foto Télam)
UN GRANDE EN TODO SENTIDO.
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