A los 24 años, Axel Weigand ya recorrió su lindo camino. Y las camisetas que vistió dan prueba de ello. Sus inicios con la de Universal, donde vuelve cada invierno para juntarse con sus amigos de siempre. Luego fue el turno de la de Boca, con su debut en la liga y la plataforma para el seleccionado provincial y nacional. Después el viaje a España para vestir cinco años la del Lucentum, donde acaba de cerrar un ciclo con el ascenso a la ACB. "Quería irme bien y por suerte se dio", confiesa. Ahora dejará Alicante con la satisfacción del deber cumplido y espera su próximo equipo, donde promete romperla.
Claro que mientras tanto va a reencontrarse con la casaca que más quiere: la celeste y blanca. Tras ganar dos Sudamericanos y jugar dos Mundiales (juvenil y Sub21), ahora le toca su primera vez con los mayores. Y el gimnasio es testigo de que se está matando para aprovechar su chance. "Manuel Alvarez ya me avisó que es a muerte y hay que estar listo", cuenta. Cada vez falta menos: el 24 de julio estará a las órdenes de Sergio Hernández, junto a Scola y compañía.
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