Reconquista, con corazón de campeón

Era tan perfecto que no parecía posible. La multitud que bramaba en las tribunas del Dante Demo no daba crédito a lo que marcaba el tablero electrónico. 32-6 al final del primer cuarto, frente al equipo que había dominado con claridad el Siglo XXI y que se había plantado con suficiencia en la final. Pero del otro lado estaba la ilusión de todo un barrio y de un club que está soñando despierto en el que quizás sea su mejor momento deportivo en más de 120 años de historia. Reconquista no le podía fallar a su gente, no se podía fallar a sí mismo y no lo hizo: le ganó 83-64 a Unión Vecinal y se quedó con el Torneo Apertura de Primera división de la Asociación Platense de Básquetbol, 32 años después de haber jugado su última final entre los Mayores y 38 años después de su único título, aquel del ya lejano 1987.

Lo ganó por demolición el conjunto de Marcos Marcucci, que le comió el higado a su rival en cada defensa, lo lastimó de entrada con los tiros de tres puntos y le sacó 31 puntos de luz ya en el segundo cuarto (40-9), en una tarea tan perfecta que no hubiera sido creíble de tratarse de una ficción. Tarde pero seguro el Amarillo entró al partido, obligó a la R a pedir minuto con un parcial de 12-0 y llegó a ponerse a once (53-42) en la segunda mitad, pero nunca quebró la brecha de los dos dígitos y en el último chico ya nadie tenía dudas: la noche se había pintado decididamente de Naranja.

Fue en un estadio repreto, con el público haciendo el aguante mucho antes de la hora de inicio y con festejos que terminaron mucho después, con una caravana de ida y vuelta hasta la sede de la calle 40, para una noche que se hizo madrugada, que será por siempre inolvidable y que nadie se quería perder. Quienes estuvieron, saben que fueron testigos de un capítulo grande de la historia. Una historia que escribieron en la cancha los Jara, Mitidieri, Devece, Velázquez, Giorgetti, Fede González, Adyude, Molinari, De Santi, Alomar, Borchenn, Dorst y de la que se hablará por años y años. Y de la que todavía queda quizás lo más importante por escribir. (Foto diario Hoy)