El jugador del pueblo

Cuando debutó con la selección nacional en 1999, usó la nº 7. Pero esa vez no estaba Fabricio Oberto, y cuando el pivote volvió, tuvo que dejársela. Así pasó a usar la camiseta 13 porque era "la que nadie quería". Y durante 15 años ése fue el número de Andrés Nocioni, que la transformó en la que muchos pibes buscaban vestir. Porque era la del Chapu, que con ella disputó cuatro Juegos Olímpicos y tres Mundiales, fue dos veces campeón de América, subcampeón del mundo y medalla de oro en Atenas 2004. Jugó en los mejores clubes del mundo, fue MVP en España, lo eligieron el mejor jugador de los Chicago Bulls y se retiró en el Real Madrid, pero su camiseta siempre será la celeste y blanca. Esa a la que le puso más energía que nadie, ésa a la que defendió contra viento y marea, ésa que anunció que dejaba luego de Río de Janeiro 2016, poco antes de colgar las botas para siempre. Esa nº 13 que ya nadie volverá a vestir, ya que fue retirada anoche en Olavarría y estará colgada del techo cada vez que juegue Argentina como local. Fue la primera que se retira en la historia y tenía que ser la suya. La del mayor guerrero del mejor equipo de la historia. La del pibe que se transformó en hombre y sabe que sus logros fueron posibles porque existió un equipo. Y en ese equipo todos saben que hubo una Generación Dorada porque en ella brillaba el Chapu. El que estaba adentro y jugaba como soñaban hacerlo los de afuera. Con talento, garra, esfuerzo, corazón y todo lo que un hincha va a pedirle a los suyos. Con decir que anoche jugó Argentina, le ganó a Paraguay y clasificó a la segunda ronda de las Eliminatorias, pero todo eso pasó a segundo plano. El centro de la escena quedó para él, el que ya no jugaba. El auténtico jugador del pueblo. (Foto prensa CABB)