Llegó a La Plata en 1952, para ponerse la camiseta de un Estudiantes que ese año fue campeón en Capital Federal, y se hizo pincharrata para siempre. José María Jiménez, el Monito, venía de jugar en la Asociación Cristiana de Jóvenes, Náutico Buchardo y GEBA, pero aquí causó sensación. Fue tricampeón de la Asociación Platense con el León (1954, 1955 y 1956), y quienes lo vieron en acción aseguran que nunca hubo en las canchas de la APB alguien que dribleara como él. Formó familia en la ciudad y nunca más se fue, aunque una lesión traicionera lo obligó a retirarse antes de tiempo. Fue directivo y ayudante técnico albirrojo, y uno de los encargados de cortar la cinta en la inauguración de la cancha de básquet de Uno, a principios de 2020. Era una gloria viviente y por eso es muy grande el dolor al saber que falleció hoy, un mes antes de cumplir 90 años y que se llevó con él su tremendo talento para manejar la pelota naranja, que ya lo empezó a extrañar. (Foto diario El Día)
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