Eran otros tiempos. La segunda categoría del básquet argentino todavía se llamaba Torneo Nacional de Ascenso, el ambiente del básquet la nombraba sin confundirse como TNA y se podía ver a través de la pantalla de televisión. En ese marco, el 12 de junio de 2017 Fernando Rivero fue campeón con Comunicaciones de Mercedes, consiguió el ascenso a la Liga Nacional y en el medio del festejo era entrevistado por Gabriel Cocha y Carlos Altamirano para la transmisión de DeporTV. El Tulo ya había ganado la Liga Nacional con Peñarol de Mar del Plata, con aquel equipo que integraban Facundo Campazzo, Leo Gutiérrez, Martín Leiva, Adrián Boccia, Gabriel Fernández, Axel Weigand... tantos cracks que parecía que el entrenador no tenía ningún mérito. Pero el platense bajó de categoría, le dio vida a un proyecto casi de cero y llevó a la elite a un club que todavía sigue disputando la máxima categoría. Esa noche, ante un estadio lleno, el país entendió que era un DT con todas las letras, y lo hizo con un cuerpo técnico de La Plata, ya que Pablo Mattarolo fue el asistente y Ramiro Eguiguren el preparador físico. Y vale recordarlo hoy, cuando se están cumpliendo seis años.
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